jueves, 21 de junio de 2012

Esperando a Victoria

Este fin de semana se cumple nuestra semana 40 juntas y a medida que se acerca esa fecha tan especial aumentan a partes iguales el miedo a lo desconocido y las ganas enormes de conocer a la pequeña Victoria. Los pronósticos, preferencias e incluso supersticiones respecto a la fecha de parto tampoco ayudan demasiado a mantener la calma, aunque lo cierto es que, pese al cada vez más pegajoso calor, son fechas bonitas. Estamos en pleno solsticio de verano y este sábado celebramos la mágica noche de San Juan. Después de tantos San Juanes pidiendo deseos estoy orgullosa de poder afrontar esta noche de fuego y agua con muchos de estos anhelos cumplidos.

Hoy es 21 de junio, en el hemisferios norte el día más largo del año: el solsticio de verano que celebraremos la noche del 23 al 24. Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente. Astronómicamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima declinación norte (+23º 27’) o sur (−23º 27’) con respecto al ecuador terrestre.

En el solsticio de verano del hemisferio Norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Cáncer. Las fechas de los solsticios son idénticas al paso astronómico de la primavera al verano y del otoño al invierno en zonas templadas.

La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.

Actualmente, celebramos el solsticio en la noche de San Juan, una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”. La atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos e ilusionarnos. La noche y el amanecer, están dedicado a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha numerosos rituales de antiguo origen y profunda funcionalidad cultural. La fiesta no es específica de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes.

Esperando a Victoria en esta semana eterna, escribo estas curiosidades para guardarlas como recuerdo, e inmortalizo algunas imágenes que muestran cómo han sido los preparativos para recibirla en nuestro pequeño piso...















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